Es interminable el listado de nombres y productos antiobesidad que encontramos en medios de comunicación, farmacias, tiendas naturistas y centros de estética. Su principal característica es que prometen reducir el peso en poco tiempo sin realizar ningún esfuerzo.

Estas promesas hacen que muchas personas terminen buscando y aceptando tratamientos “mágicos” como bebidas, medicamentos no éticos, hierbas o infusiones creyendo que perderán muchos kilogramos en poco tiempo. Dentro de estos tratamientos se incluyen productos homeopáticos y naturistas como la Cynara scolymus, comúnmente conocida como alcachofa, que se comercializa en infusiones o cápsulas y se encuentra de moda por sus supuestos efectos en la disminución del peso; pero, ¿cuáles son las propiedades de la alcachofa,?¿realmente sirve para reducir de peso?

La alcachofa es una verdura que se caracteriza por su gran contenido de agua y nutrimentos que contribuyen a mejorar o mantener un buen estado de salud, entre los cuales se encuentran los azúcares (hidratos de carbono) en forma de fibra e inulina. La fibra tiene efecto saciante y favorece el tránsito intestinal, mientras que la inulina es un azúcar no digerible que contribuye a la reducción del riesgo de enfermedades degenerativas como diabetes, obesidad, osteoporosis y cáncer.

Lo más destacable de la composición de la alcachofa son las sustancias cinarina y ciranosida, que no sobresalen por su cantidad pero sí por sus notables efectos beneficiosos.
La cinarina y la ciranosida son unos compuestos ácidos responsables del ligero sabor amargo de la alcachofa. Se ha comprobado en estudios clínicos, en los cuales se ha suplementado a pacientes con extractos de alcachofa, que esas sustancias son responsables de los efectos beneficiosos en el tratamiento de la disfunción hepato-biliar y complicaciones digestivas, como sensación de plenitud, pérdida de apetito, náuseas y dolor abdominal.

También se ha comprobado el efecto beneficioso de su consumo para la reducción del colesterol, ya que incrementan la secreción de bilis e inhiben la producción de colesterol endógeno en el hígado. Ambos mecanismos contribuyen a reducir los niveles de colesterol total sanguíneo.

Sin embargo, hasta ahora no hay evidencia científica que afirme que su consumo disminuye los niveles de grasa corporal y, en consecuencia, del peso.

Muchos mitos como éste seguirán saliendo, por lo que debemos ser más escépticos respecto a los tratamientos “maravillosos, buenísimos o efectivos”, y tenemos que aprender a diferenciar entre productos, medicamentos o alimentos “mágicos” de los que realmente están sustentados científica y éticamente.

Hay que tener muy en cuenta que en el tratamiento del paciente con obesidad lo ideal para perder peso es adoptar un estilo de vida saludable, principalmente con una alimentación equilibrada y el aumento de la actividad física diaria.