Ahora resulta que Zapatero propone abiertamente que Rubalcaba sea su sucesor, igual que, hace meses, Antich dijo que él le cedería los trastos a Armengol. Pero, ¿no era el PP el que elegía a sus líderes sin escuchar a sus bases?

Haría bien el Partido Socialista en recuperar la senda iniciada con las primarias (primarias reales, con más de un candidato, claro). Los ‘populares’ ya utilizaron la fórmula en Baleares, en contra del criterio de Génova, donde el que manda es el designado por Aznar. José Ramón Bauzà ha podido acometer la regeneración de sus filas –excluir a imputados de sus listas, jubilar a dinosaurios, etc– a partir de la fuerza otorgada por una elección abierta, en la que pudieron participar todos los militantes del PP en las Islas.

En nuestro sistema, la legitimidad la dan las urnas y en los partidos también se debería poder votar y elegir libremente, con total naturalidad. Es increíble que el PSOE, después del batacazo del 22-M, asegure haber comprendido el mensaje de los suyos y que, incluso, sostenga representar a los indignados, cuando quiere retroceder los pasos avanzados. No puede ser que no abra plenamente el debate sobre quién debe pilotar el futuro socialista en Baleares y en el conjunto de España.

Lo que suceda en el PSIB-PSOE vendrá muy probablemente marcado por lo que pase en Ferraz y si allí escogen a Rubalcaba sin más, ¿cómo no designar a Armengol, secretaria general y “alternativa” al PP? De hecho, la lista al Parlament ya estaba confeccionada con su gente y preparada para que pudiera ejercer como jefa de la oposición.

Sin embargo, los socialistas se equivocarán enormemente y los populares se alegrarán una barbaridad, si el PSOE no apuesta por el cambio real que les ha exigido su electorado, castigando duramente a unas siglas, por su política y sus dirigentes.

El PSIB y todo el Partido Socialista tienen gente muy válida, pero sus ascensos son muy complicados por la partitocracia: un sistema muy poco abierto y democrático en realidad. Lo dicen los que lo han vivido o sufrido, como Ramón Aguiló el miércoles en COPE. El ex alcalde de Palma y referente de la ‘izquierda’ no se mordió la lengua al afirmar que a los dirigentes del que fue su partido no les preocupa otra cosa que “repartirse el poder” y se refirió a Antich y Armengol como “burócratas que pactan al margen de los resultados”.

La alternativa de Aina Calvo parece haber perdido fuerza en el seno del PSIB-PSOE porque, aunque su caída ha sido más suave (un 13% inferior a las de Antich y Armengol en Palma), sus resultados (con 5.000 votos más que las listas autonómicas e insulares en la capital) suponen un duro golpe, también personal, para quien acudía a estos comicios con mucha ilusión. Ramón Socías constituye una opción relativa, tras más de siete años instalado en Delegación de Gobierno y lustros en el ‘apparatchik’.

Joan Mesquida podría ser el ‘salvador’, pero también dependerá de su forma de volver a las Islas. Un ‘dedazo’ no le favorecería nada y, además, tiene que tener muchas ganas y paciencia.

Pero, tiene que haber más gente y no sólo el joven diputado valiente Pablo Martín, que se atrevió a plantarle cara al mismísimo ministro Blanco por los intereses de los ciudadanos de Baleares. Hay más gente. Hay más personas válidas en el seno del PSIB-PSOE cuyos nombres ni conocemos. Son militantes de base o dirigentes de segunda o tercera fila que están allí. Otra cosa es que se atrevan a salir o les dejen…