Recuerdo que de pequeña no era una gran comedora de verdura. Y eso que mi madre lo intentaba incluso sobornándome con algún flan o natillas de postre. Poco a poco, con mucho llanto por mi parte, mucha paciencia por la suya, algún que otro grito y su buen hacer en la cocina, se consiguió educar mi paladar y hoy en día podría vivir exclusivamente con verduras y hortalizas. Lo único que jamás he conseguido tragar, son las habas. No las semillas, sino las vainas. Mi madre nos ponía ámbas cosas juntas y era todo un número verme porque simplemente el olor me ponía mala -y aún hoy en día es así-.

Una de esas verduras que no conseguía entender cómo se comía mi madre con lo ,,malas,, que estaban, eran las alcachofas. Cierto es que mi madre las hacía sin quitar demasiado por eso que hacen las madres de ahorrar, aprovechar, etc. y la recuerdo chupando las hojas. Pero a mi me encantaban los troncos y los centros. Esos trocitos del interior y la parte de abajo que son los más tiernos y delicados. Y me encantaba beber agua después de comerlos porque el agua me sabía dulce y yo miraba las alcachofas con ojos como platos preguntándome qué milagrosa verdura era esa que hacía que el agua insipida de costumbre, tuviera de pronto sabor dulce. Qué ingenua!
Ahora las alcachofas me encantan. Para recordaros otras recetas de alcachofas, os dejo los links:
- Crema de alcachofas con su chip y crujiente de jamón
-  Chips de alcachofas fritas con mango
- Pintxo de alcachofa mini con patata y crujiente de jamón


En este caso, he utilizado unas bases de los corazones de las alcachofas que se compran congelados Me encantan porque son muy versátiles, y quedan fenomenal. He querido hacer un acompañamiento vegetariano, con cebolla, pimiento rojo, champiñones y cebollino; pero se podría añadir unos trocitos de jamón o panceta, o de bacalao.... y el queso al final para gratinar se puede poner o no, dependiendo de lo que queramos. Ha sido un toque nada más, para dar color y un poco de sabor. Aquí cada uno puede hacer sus propias combinaciones en base a su gusto y necesidades. Este pincho es desde luego, muy apto para épocas veraniegas, y dietas pobres en calorías o sal porque no he puesto nada de sal pero con los hilos de chile he conseguido que el paladar no la eche en falta.

Ingredientes para 6 pinchos:
- 5 champiñones grandes o 10 pequeños
- 1 cebolleta fresca o cebolla de Figueras mediana

- medio pimiento rojo mediano
- 6 corazones de alcachofa congelados
- aceite en spray
- cebollino
- queso rallado o unos trocitos de loncha de queso light
- trocitos de jamón dulce, jamón curado o panceta curada (opcional para los que deseen más sabor)
- hilos de chile (el toque de picante suave aporta sabor sin calorías)


1. En una cazuela antiadherente poner un poco de aceite con el dosificador en spray -si hemos de controlar las calorías-. Mientras se calienta, picamos la cebolla y el pimiento muy finos. Incorporarlos a la cazuela. Irlos rehogando a fuego muy lento y si fuera necesario añadir un poco de agua de vez en cuando. Estará unos 15 minutos. Retirar de la cazuela y reservar en un bol.
2. Mientras tanto hemos lavado y picado los champiñones muy pequeños y los incorporamos a la cazuela con otro toque en spray de aceite. Para que no suelten agua, se han de colocar sin acumular y sin remover durante unos minutos y después de unos minutos removemos e incorporamos al bol de la cebolla y pimiento.
3. Si quisieramos añadir un poco de jamón o panceta curada, la picamos en dados pequeños y lo incorporamos a la cazuela un par de minutos nada más.
4. Cortamos una buena cantidad de cebollino y la incorporamos tambien.
5. Hervir en agua hirviendo los corazones de alcachofa sin descongelar. Los haremos unos 7 minutos.
6. Colocamos los corazones escurridos sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado o silpat. Con una cucharilla rellenamos los corazones dejando un poco de copete. Pondremos un poco de queso y metemos al horno a gratinar unos 5 minutos. Si fuera necesario vigilarlo y sacarlo antes.
7. Mientras están en el horno batimos unos pimientos asados con su propio jugo. Rectificamos de sal y de acidez con un toque de azúcar. Esta salsa nos servirá de acompañamiento como cama de los corazones. Aportará color y sabor.
8. Unos hilos de chile son el toque final que aportan volumen, color y sabor. Un final perfecto para esta receta.


Servir inmediatamente. Un aperitivo sanísimo, sin perder el sabor, el color ni el gusto estético. Comer sano no es aburrido en absoluto. Con un poco de imaginación, ingredientes frescos y variados, y un poco de mimo se pueden conseguir recetas tan espléndidas como esta.